El guardián de la torre de babel
LA VERSIÓN MÁS ÉPICA, FANTÁSTICA Y DIVERTIDA DE NUESTROS ORÍGENES
Babilonia, siglo VI a. C. El sumo sacerdote es misteriosamente asesinado, y un código secreto grabado en la piel del cadáver anuncia la inminente destrucción de la mayor ciudad del mundo conocido y de la legendaria Torre de Babel. El rey Nabucodonosor II confía la seguridad de la Torre a “Azar Dos Ombligos”, su más veterano espía; un hombre entradito en años, devoto de la cerveza, con dos agujeros en el vientre y una sola oreja en la cabeza. Un insaciable comerciante fenicio despliega en los muelles del Éufrates sus velas rotuladas con mensajes publicitarios que llegarán hasta nuestros días. Entretanto, la integridad de una esclava logrará seducir al hombre más poderoso del mundo, un rey cargado de secretos y sorpresas, e inclinará la balanza del poder hacia la mujer. Un enemigo sin rostro devastará el imperio babilónico y las raíces de la cultura occidental, pero sólo una persona podrá impedirlo... si antes no lo echa todo a perder por unas tinajas de cerveza turbia.
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Esta novela, finalista del Premio Círculo de Lectores de Novela 2015, es una descarada sátira de la cultura occidental, escrita en clave de humor y de una forma tremendamente imaginativa. Una obra de absoluta actualidad, sembrada de innumerables guiños hacia nuestra sociedad: la corrupción política, las franquicias de comida basura, las multinacionales de ropa barata y de muebles automontables, la banca suiza, el monopolio de las energías fósiles, las campañas militares norteamericanas en Oriente Próximo, la televisión, la imprenta, la escritura braille, los huevos sorpresa, los fraudes de las estructuras piramidales, la desclasificación de documentos secretos gubernamentales, el imperialismo, el robo del cobre a nivel mundial, los antecedentes de El Bosco y su obra visionaria, etc.
El guardián de la Torre de Babel es un viaje fantástico, marcado por las persecuciones, el misterio y la intriga, donde conviven el amor y el odio, la ternura y la barbarie, la traición y la lealtad, la magia y la realidad, entre invenciones deslumbrantes que trazarán el camino hasta nuestros días. Una divertida novela de ficción histórica, excelentemente documentada, que cambiará nuestra forma de vernos a nosotros mismos y nos devolverá el optimismo.
“Una hábil combinación de humor, drama, novela histórica muy bien documentada, poesía y barbarie: algo que pocos autores habrían conseguido. Una obra tan singular que escapa a todas las catalogaciones”
Carlos Briones @brionesci (Escritor, investigador y divulgador científico. Premios ‘Hiperión’ de poesía 1993, ‘COSCE a la Difusión de la Ciencia 2024’, ‘Tesla 2019’ de divulgación científica, y ‘Prismas’ de divulgación en 2016.)
“Trepidante como una película de Kusturica”
José Ángel Martín @JA_martingago (Escritor e investigador científico. Finalista del Premio Astro de Ficción Científica 2012)
La Babilonia del año 587 a. C., donde se desarrolla la acción. En el centro del recinto amurallado, la Torre de Babel.
DOS AÑOS FUERA DEL MUNDO CONOCIDO
Escribir El guardián de la Torre de Babel me llevó dos años completos, en los cuales lo abandoné todo para dedicarme en exclusiva a este proyecto con el que siempre había soñado. Mi inmersión y el profundo nivel de documentación fueron tales que llegué a pensar como un babilonio del siglo VI antes de Cristo... pero en pleno siglo XXI. Si me descuido, no regreso de aquel viaje, muy parecido al que tú iniciarás ahora con la lectura de esta novela única.
Fue la mayor aventura en la que me había embarcado en años. Me quitó el sueño y me hizo mucho más flexible al comprender nuestros orígenes en la antigua Mesopotamia. Me hizo vibrar de tal manera que casi me desmonto por capas, como las cebollas del bueno de Amos, el sirviente de Telal. Babilonia era el tema en las noches de copas con los amigos y en mis sueños. Sólo me faltó traducir mi propia tarjeta de visita al arameo antiguo o al fenicio. Creo que yo mismo olía ya a las aguas del Éufrates y a los sicómoros de los Jardines Colgantes. Fue brutal. Y sigue siendo brutal, porque de un viaje de tal magnitud ya no se regresa, o sí, pero convertido en otra persona. Yo creo que en una versión mejorada de uno mismo.
El gamberro de Azar y sus dos ombligos me hicieron adicto al café, mientras él engullía licor de dátiles como un poseído. Todo sucedió siempre en el límite de la realidad, una deliciosa frontera que yo traspasaba continuamente, como un traficante de emociones, esas que ahora tú experimentarás.
Para enfrentarme con éxito a un proyecto tan delicado y complejo, teniendo en cuenta los 2.600 años que me separaban de esa época, nueva para mí y tan poco tratada en la literatura que no fuera la bíblica, juré organizarme para dar con la clave del ritmo, de la tensión, del orden y del desorden para que todo funcionase, desarrollando una visión global de ese otro gigantesco edificio en el que se iba a convertir esta novela de 82 capítulos.
Para ello creé un esquema que seguí, siempre que las circunstancias y la evolución de la escritura me lo permitieron, que fue casi siempre. En la imagen de abajo puedes verlo. Si tienes claro lo que quieres hacer, hazlo, qué diablos. El mundo no va a explotar por ello y tal vez mejore con tu aventura. Así que compuse lo que yo di en llamar “El semáforo de la acción”, una referencia cromática que va mostrando en la columna derecha la alternancia de la acción y el reposo, hábilmente administrados, según avanzan los capítulos. Así el magnetismo de la narración estaría siempre activado.
En la columna izquierda, cada capítulo está destacado además con un color: el perteneciente al personaje principal que en él aparece. Más ritmo y control sobre la narración. Por esto la fórmula funcionó a la perfección, porque cuando me puse a construir esta torre de palabras ya tenía los planos del arquitecto y conseguiríamos unos excelentes cimientos, casi tan buenos como los de la propia Torre de Babel.
LA DESAPARICIÓN DE LA TORRE DE BABEL
Las numerosas versiones, todas muy respetables, que de esta mítica construcción hemos conocido procedían prácticamente todas del terreno de la fantasía. Desde la que nos ha llegado de la Biblia hasta la soberbia pintura de Pieter Brueghel El Viejo, pasando por casi todas las recreaciones modernas. Pero la Torre de Babel existió. De hecho, sus restos, de más de 2600 años de antigüedad, pueden verse aún con Google Maps dentro del parque arqueológico de la Antigua Babilonia, en el actual Irak. Busca unos cimientos con forma cuadrada y un pequeño saliente. (https://cutt.ly/7IzWFGJ)
La Torre, llamada entonces Etemenanki (El templo de la creación del cielo y de la tierra) era el gran zigurat de Babilonia, dedicado al dios Marduk, la deidad local. De modo que su base era cuadrada y nunca circular. Aunque se desconoce con precisión el año concreto de su construcción primitiva, probablemente existía ya en torno al año 1700 a. C., y durante su existencia fue destruida y reedificada en varias ocasiones, hasta que Nabucodonosor II la consolidó y convirtió en el esplendoroso y colorido templo que marcó su reinado, entre el 605 y el 562 a. C.
El propio historiador Herodoto fue aún testigo de esta construcción, ya muy dañada, y nos dejó unos cálculos sobre la misma que resultaban razonablemente realistas, aunque no exactos, pues las actuales simulaciones por ordenador han demostrado que los 90 metros de altura por 90 de lado citados por el historiador griego habrían provocado el colapso de aquella pesada construcción, compuesta por inconsistentes adobes de barro, apenas revestidos en el exterior de ladrillos cerámicos para soportar mejor las inclemencias climáticas. Además, el suelo arcilloso de Babilonia tampoco habría soportado el ingente peso de esa mole sin hundirse bajo ella.
Un estudio actual, realizado por el historiador Juan Luis Montero, de la Universidad de A Coruña, propone una Torre de Babel de 400.000 toneladas de peso, construida con 25 millones de piezas de adobe y ladrillo, con 90 metros de base y 60 metros de altura, repartidos en seis terrazas de 48 metros de altura total, y con un templo en la cumbre de doce metros, el dedicado al dios Marduk. A ese templo se accedía por rampas en zigzag en la fachada principal, o tal vez distribuidas en espiral, y con una anchura de tres metros. De hecho, la reconstrucción física que posiblemente se acerque más a la realidad es la realizada por Hansjörg Schmid, ejecutada después en modelo 3D por Hans Hallman. La puedes encontrar en el libro Wiederstehendes Babylon (Staatlichen Museen-Alemania), que hoy se encuentra entre los fondos de la Biblioteca Nacional de España.
¿Cuál fue el destino de la Torre de Babel?
Es un hecho real que la Torre existió, y también que de ella sólo quedan ahora los cimientos. ¿Cuál fue el destino de este grandioso monumento? Ese es el desafío al que te enfrentarás como lector de esta novela profundamente documentada. Te deseo suerte en tu aventura y fuerza para escapar de unos acontecimientos que seguramente no imaginabas.
© José Antonio Carreño, 2022