PERSONAJES PRINCIPALES



AZAR

Antiguo espía de la corte de Nabucodonosor II, será nombrado guardián de la Torre de Babel cuando el peligro se cierna sobre el colosal monumento, objetivo de una ciudad enemiga, gobernada por un traidor. Con más años a sus espaldas que Matusalén, tiene dos ombligos y una sola oreja, y se vuelve loco por la cerveza turbia mesopotámica. En su cintura lleva siempre colgada una bolsa de piel de jerbo que contiene los dientes de su difunta madre. Parece un loco de atar pero tiene una imaginación prodigiosa. En el fondo es más confiable que el resto del mundo. 


 FEFO 

Lleva en la barriga la oreja de su amo, con quien ha demostrado ser capaz de pelearse por los despojos de un francolín asado. Es más cobarde que una gallina en una zorrera, y más feo que el pellejo de un camello tras doce años al sol del desierto pero, precisamente por ese escaso atractivo, fue elegido para pasar desapercibido como perro espía… si es que se puede espiar algo con puñados de legañas pegadas en unos ojos lamentables. 


TELAL 

Trepador social irrefrenable y publicista sin escrúpulos. Capaz de vender a su propia madre en el mismísimo infierno, siempre que los diablos paguen al contado. Las velas de su barco, pintadas con mensajes comerciales, son el primer panel publicitario de la historia. Su arrogancia y codicia le harán ser víctima de sus propias estrategias, aunque le vendrá muy mal reconocerlo. La idea es la idea, qué diablos. Creativo infatigable, también tiene su corazoncito, pero hoy, casualmente, no lo lleva puesto. 


 AMOS 

Si alguien puede ser más bueno que los 120 tipos de pan babilónicos, ese es Amos. Sirve a su señor, Telal, y soporta lo indecible para sobrevivir en el fango de especulación y engaño que el publicista alimenta cada día. Soltero irrecuperable, su mejor compañera es una cebolla cruda que va royendo constantemente, como si fuera una golosina. Tal vez de ahí su soltería. Aunque su amo nunca lo reconocerá, las mejores ideas, sobre todo las más lógicas y realistas, son siempre del bueno de Amos, que no da mayor importancia a esas ocurrencias de oro. En realidad Amos no se entera de casi nada… o sí. 


 NABUCODONOSOR II 

El mítico rey caldeo que reinó entre el 605 y el 562 a. C., hizo grande a Babilonia y llevó la Torre de Babel a su más glorioso momento como el mayor templo de Mesopotamia. En este relato se abre en canal y desvela sus más íntimos secretos, sus debilidades, sus miedos y sus dudas, que conviven con su imagen pública de monarca seguro de sí mismo e invencible. Pero sólo mostrará su lado más débil y humano a la persona de la que nunca hubiera imaginado que se enamoraría perdidamente. 


 LEBAB 

La esclava judía, hecha prisionera por Nabucodonosor II en la segunda conquista de Jerusalén en 587 a. C., fascinará al rey por su valor, su honestidad y su integridad humana. Es la consejera que pone freno al monarca babilonio, aportándole un contrapunto de sensibilidad, cordura y el sentido humano y constructivo de la realidad, mientras lo protege. Con Lebab el mundo comprobará que una sola mujer valiente puede cambiar el curso de la historia y manejar los hilos del poder sin pretenderlo. 


 YAM 

Nieta de Azar, el viejo espía del rey. De no ser por el sentido común y la prudencia de Yam, Azar hubiera sido rápidamente víctima de sus propias ideas descabelladas o de los excesos con el licor de dátiles. Pertrechada siempre con su onda y un puñado de tierra del lugar donde un día estuvo su hogar antes de ser sepultado por un misterioso pantano, ejerce de eterna escudera de su abuelo. Y se nota.